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Vettel gana y ya tiene su cuarto título mundial

1382860797_350789_1382873977_noticia_grandeCon sus cascos enormes, toalla al cuello, mirada al frente, cara de enfado, concentración total. Sebastian Vettel justo antes de iniciar la carrera que le iba a meter en la historia como uno de los mejores de siempre. Y es que después de este GP de India, el alemán se ha proclamado de nuevo campeón del mundo de F-1, por cuarta vez consecutiva, y lo ha hecho además con una nueva victoria, la décima de la temporada. Números de leyenda total para un piloto que ha crecido hasta convertirse en un auténtico monstruo de las carreras.

La carrera comenzó con el germano manteniendo su primera posición desde la pole, en la vuelta tres cambio neumáticos en una estrategia que sorprendió a todos. En ese momento Felipe Massa se dio el homenaje de la nada de ser líder por unas pocas vueltas. Y Mark Webber venía remontando. El australiano era, junto a Alonso, el único de los mejores que salía con medios.

En teoría era una estrategia buena, pero… en la salida Alonso, desde la octava plaza, arriesgó al máximo como era de esperar y su amigo Webber le tocó, después también Button y tuvo que entrar a cambiar el alerón delantero. Y su coche quedó dañado. Alonso salía en la vigésima plaza.

También Vettel tras su primera parada se ponía decimosexto, pero comenzó la remontada. La mayor parte de los que iban por delante tenían que parar y además el Red Bull volaba. Como suele. La única amenaza parecía ser su compañero Webber que se puso líder al entrar Massa a boxes. Sin embargo con los cambios de ruedas, Vettel volvía a ser líder en la vuelta treinta y a partir de ahí, el paseo habitual. A Webber le pedían que parase su coche en la vuelta cuarenta por problemas en el alternador y abandonaba de nuevo. Otra vez.

Mientras, Alonso seguía en la pelea con los Sauber, los Toro Rosso, Williams, Force India… y terminaba finalmente undécimo fuera de los puntos, al que no sucedía desde Silverstone 2010 sin que abandonara. En el podio, Rosberg y Grosjean. Con Massa, cuarto.

Cuando aún le quedaba unos metros para llegar a la meta a Alonso, su gran rival ya gritaba como tetracampeón, seis victorias consecutivas, diez en total este año, números de leyenda para un gran piloto en un coche especial. Felicidades Seb, el nuevo gran monstruo de esta era en un deporte tan complejo como la Fórmula 1. Y terminó haciendo donuts y recibiendo por fin el aplauso de la sala de prensa haciendo reverencias a su coche. Merecidas.

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