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Superdome: el templo de Dean Smith y Michael Jordan en 1982

1391538378_089382_1391539170_noticia_grande32 años después… ahí sigue reluciendo, a la entrada de Nueva Orleáns, según se llega a la ciudad desde el Aeropuerto Louis Armstrong. Ahí y allí reluce, con un resplandor distinto al del 29 de marzo de 1982, el espectral Louisiana Superdome de Nueva Orleáns, hoy, Mercedes-Benz Superdome, por seguir el dictado de los tiempos. Y vuelve a alzarse como la Cúpula del Trueno de la NBA.

Allí, el dia 16, Nueva Orleáns escenificará su segundo ‘All-Star Game’ en los últimos siete años. En 2008, la NBA se adhirió a la solidaridad colectiva para inyectar todo tipo de vida en una ciudad, la ‘Big Easy’, que había quedado devastada por el el ciclón ‘Katrina’, en agosto de 2005. La rotura de los diques anegó el 80% de Nueva Orleáns. El total de muertos (nunca se sabrá la cifra exacta) superó con certeza los 1.800. En aquel fin de semana de febrero de 2008, las celebraciones de la NBA (con Juan Carlos Navarro en el Partido de Novatos) se ejecutaron en el New Orleans Arena, el centro de operaciones de la franquicia NBA de la ciudad del Mardi Gras: los Pelicans de hoy.

En febrero de 2008, el Superdome aún chorreaba y presentaba desconchones en la cúpula: no habían pasado tres años desde la descarga seminuclear del ‘Katrina’… que también convirtió al Superdome en un refugio improvisado, y no tan provisional, para varios miles de desplazados. En aquellos ‘Halcyon Days’ del invierno de 2005/06, dentro del Louisiana Superdome se vivieron las habituales escenas de horror que surgen cuando se rasga la leve capa con que la civilización (?) cubre el animalismo de la condición humana. Aquellos días sombríos de pillaje, el Superdome fue más que nunca la Cúpula del Trueno. Pero antes, en 1982, hubo otro día…

Antes. Hace 32 añitos de nada. El 29 de marzo de 1982. Cuando aún UCD gobernaba en España, el PSOE aún no habia ganado una sola elección, Felipe González acababa de cumplir 40 años… y no habían pasado aún siete años desde la muerte del general Franco. Ese 29 de marzo de 1982, algo casi tan grande como el ‘Katrina’, aunque no tan letal, reunió en el Superdome a 61.612 espectadores para la final de la NCAA entre North Carolina (UNC) y Georgetown.

Ante los televisores de EE UU se congregaron 31,1 millones de espectadores para comprobar como todos los tapones de Pat Ewing, y toda la salvaje presión defensiva de los ‘Hoyas’ de Georgetown y de John Thompson… ardían en la nada y en el infierno del absurdo bajo 28 puntos de un tal James Worthy… y bajo cierto tiro definitivo de un ‘rookie’ de North Carolina al que su entrenador, Dean Smith, había apartado de la portada de ‘Sports illustrated’. Fue a 18 segundos del final cuando Michael Jeffrey Jordan, aquel ‘rookie’ de los ‘Tar Heels’ de UNC, estampó el 63-62 definitivo con esa suspensión desde el lado izquierdo del ataque de UNC. “Ni siquiera vi la bola entrar… no la miraba, estaba rezando”, diría después Jordan.

A diez segundos del desenlace, Worthy, siempre Worthy, amarró el primer título nacional para el gran Dean Smith con un inolvidable robo de balón que destruyó para siempre la carrera de Fred Brown, el base de Georgetown. Pronto, Brown respondió a un ‘Katrina’ de preguntas en su silla del vestuario ‘hoya’. “Pero ni el baloncesto universitario ni el de Georgeton fueron los mismos después de ese partido”, relata aún hoy la página oficial de Georgetown… y eso aunque los ‘Hoyas’ de Thompson y Ewing SÍ firmaron el título, sólo dos años después: en 1984, ante Houston.

Han pasado 32 años y Michael Jordan, en su nueva vida de empresario y padre redivivo con Yvette Prieto, cumplirá 51 al día siguiente de este All-Star Game que viene en el Superdome. Han pasado 32 años. Dean Smith, sumo hacedor de aquel equipo de los ‘Tar Heels’, ha perdido la memoria y, a sus casi 83 años, vive entre tinieblas de recuerdos: Smith, el el hombre que sabía cuántos hijos tenía cada persona a la que saludaba y cómo se llamaba su padre o su madre, ya no reconoce a nadie. Smith, que aquel 29 de marzo de 1982, declaró con elegancia que John Thompson “había dirigido el partido” mejor que él. Pero Smith tenía a Worthy, Jordan y Perkins: y Thompson a Ewing… y Brown.

No puede saberse con certeza, pero en el fondo del cerebro de Dean Smith, ciertas dendritas aún se alborotarán el día 16, cuando el ‘coach’ Smith se asome a las televisiones y vea estallar en ellas el ‘All-Star Game de la NBA’. Forzosamente, una visión magnética relampagueará entre las sombras del cerebro de Dean Smith, la visión espectral del Louisiana Superdome, Cúpula del Trueno, caverna del Katrina… y nido de la eterna suspensión aérea de Michael ‘Air’ Jordan.

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