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Se empezaron a mover las piezas de la “H”

Esta sí que ya tiene forma. La selección nacional de Honduras se dividió ayer en dos grupos para realizar la primera sesión de entrenamientos con casi todo los convocados.

Uno de los ausentes fue Maynor Figueroa que aún está con permiso para presentarse hasta mañana y Jerry Bengtson, se desplazó hasta Tegucigalpa a solventar asuntos familiares.

Según los informes que se desprenden desde la capital, el futbolista salió de emergencia hacia allá por un problema de salud que acusaba su hijo. El delantero ayer noche ya se encontraba de nuevo en la concentración.

Fueron a la playa
El entrenamiento se dividió en dos grupos, el más grande que trabajó en las canchas del hotel, mientras que el otro se desplazó hacia la playa hacer trabajos de potencia.

El pequeño grupo que se fue a trabajar a la playa fueron, Roger Espinoza, Oscar Boniek García y Luis Fernando Garrido, éstos estuvieron allá por más de una hora.

La presencia de Boniek en la playa da lugar a confirmar que el futbolista no tiene ningún problema de lesión y se cierran las especulaciones que salieron a luz pública luego del último juego que disputó luciendo la camisa de su club, Houston Dynamo.

Algo que queda comprobado es que Roger Espinoza pese a la gran carga de juegos que trae con su equipo o el desgaste del viaje del lunes anterior, mostró toda la anuencia para realizar los entrenamientos de potenciación.

A pesar de que no están Figueroa ni Bengtson y que tres anduvieron en la playa, el grupo se miraba bastante fortalecido, el semblante del entrenador, Luis Fernando Suárez y sus acompañantes era otro.

Estrategia en marcha
Parte de ese nuevo ambiente que inunda ya el campamento de la bicolor por el número de jugadores que están hizo poner en marcha los trabajos técnico- tácticos que conduce el profesor, Miguel Falero, mientras el cerebro observa y a la vez se involucra.

Aquellos que querían ver en acción a los guardametas tapando constantemente los remates de los atacantes y los carrileros, lo vieron ayer en una de las canchas de trabajo.

Una barrera defensiva poblada por jugadores del equipo contrario, de frente a ellos se les tocaba el balón, quien los abrían a un espacio, luego era filtrado para que un compañero llegara a pegarle bien frontal o en diagonal al marco.

Destacable lo enchufado que se mostró Andy Najar que ninguno de sus remates a marco se fue fuera, todos para dentro y uno que otro se lo interceptaron los guardametas.

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