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Rui Costa gana su segunda etapa en el Tour de Francia

1374224865_106761_1374247154_noticia_grandeRui Costa, portugués del Movistar, un ciclista rematador en las guerras de guerrillas, consumó la escapada de la 19ª etapa con su tercera victoria en el Tour de Francia y segunda en esta centenaria edición. Su triunfo fue lo más potable en esta segunda jornada de los Alpes, en la que los aspirantes no inquietaron a Chris Froome hasta el kilómetro final de la Croix Fry, a 13 de la meta. La lluvia mojó la pólvora y ya únicamente queda un cartucho: este sábado con la llegada en alto a Annecy Semnoz. El líder del Sky tiene la carrera prácticamente ganada.

Los gallos comprobaron el día anterior, en la jornada del Alpe d’Huez, que quien se mueve la paga. Las fuerzas están muy justas y los intereses se van empobreciendo. Contador y Kreuziger atacaron el jueves en un descenso y el Tío del Mazo no tuvo piedad. Froome hizo entonces más alardes de los necesarios en la última subida, y también pajarón al canto. Por eso este viernes decidieron dejarlo todo para el final e ignoraron la invitación a la batalla que les ofrecía de salida dos puertos especiales: el Glandon y La Madeleine.

En esa última subida saltó Valverde, en teoría a la espera de un ataque posterior de Nairo Quintana. Quien encendió la mecha, sin embargo, fue Purito Rodríguez. Respondió el colombiano, también Alberto Contador… Parecía que a Froome le costaba enlazar, pero sólo fue una falsa alarma. Lo dicho: la pólvora estaba mojada. Y el descenso no aportó mucho más en la batalla por el Tour.

Que el líder y los aspirantes se iban a mostrar más reservones se vio ya en la salida, cuando el Sky utilizó más la cabeza que en otras ocasiones y dejó marchar alegremente a los aventureros, hasta el punto de que en el Glandon llegaron a congregarse 43 fugados: Ion Izagirre y Hesjedal, por delante, y otros 41 (con Rolland, Rui Costa, Nieve y Dani Navarro, entre otros), por detrás. Otro síntoma fue el trabajo del Saxo al frente del pelotón, que no iba encaminado a desgastar a Froome, ni mucho menos, sino a absorber a fugados que perjudicaban su liderazgo en la clasificación por equipos.

La Madeleine dispersó después a los escapados y juntó a Hesjedal con Rolland, que finalmente se quedaría en solitario en el Tamié, a 66 kilómetros de La Grand Bornard. Desde ahí mantuvo un pulso con un grupo de hambrientos perseguidores hasta que Rui Costa le capturó y le rebasó en el Croix Fry, el último puerto del día. El portugués, un ciclista con instinto, atrapó la presa y ya no la soltó hasta la meta. Ya tiene tres victorias en el Tour, dos de ellas este año. La fuga también sirvió para que Dani Navarro, quinto en la meta, se metiera en el top-ten: ya es octavo en la general. Un gran objetivo cumplido para el asturiano. Premios menores para la épica historia del Tour.

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