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Madrid ¡A la Final!

MADRIDEl Madrid se ha sacudido los fantasmas ante su eterno rival y gracias a una actuación memorable de Felipe Reyes cuando el equipo blanco parecía derrotado, vuelve a final de una Copa de Europa 18 años después. Curiosamente, intentará ganar la Novena ante el mismo rival de aquel 13 de abril de 1995, el Olympiacos.

El Barça mandó en el primer cuarto, apoyado en Tomic por dentro y en Marcelinho por fuera, ante la falta de acierto de Rudy Fernández. Esta vez Navarro no fue letal. Al Madrid le mantuvieron los triples de Mirotic y Suárez, porque en la zona sufrió lo indecible tras salir Begic de la pista con dos faltas. El 18-11 de parcial traía viejos fantasmas a la mente de los madridistas. Pero llegó la reacción, de la mano de la furia de Llull y de la fantasía del microondas blanco, Sergio Rodríguez. Entre los dos dieron la vuelta al marcador. Reyes y Slaughter discutieron el dominio interior de un Barça fallón desde los 6,75, aunque Tomic siguió martilleando el aro del Madrid y evitó una escapada mayor: 33-39 al descanso.

Begic puso el 33-41 en el electrónico, pero enseguida cometió la tercera falta, dejando otra vez a sus anchas a Tomic, que siguió siendo el estilete azulgrana para poner a su equipo a tiro de uno (44-45, min 26). Pero en estas, cojeando ostensiblemente, entro el casi descartado Jawai para dar descanso al exmadridista y cierto respiro a Begic. Aunque enseguida volvió y esta vez lo padeció Slaughter. Marcelinho puso por delante al Barça con un triple y una canasta muy suya (51-48, min. 30). Y llegó uno de esos tiros del brasileño que humillan, a tablero pierna en alto… y 54-48. Para colmo, Jasikevicus se vino arriba reverdeciendo viejos laureles y aumentó la ventaja.

El Barça olía el miedo blanco y Joe Ingles lo explotaba (61-52, min. 33). Sólo su despiste en la defensa interior le impidió dar la puntilla al eterno rival. Y lo pagó. Slaughter y, sobre todo, Reyes hicieron daño y la cosa se apretó. El incombustible pívot cordobés terminó ganando el partido con rebotes impagables en ataque y esas canastas mezcla de inteligencia y coraje que sólo él sabe anotar. Sergio Rodríguez y Llull la certificaron con cinco tiros libres. El Madrid, de nuevo llama de nuevo a las puertas de la gloria europea.

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