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La tragicómica temporada de Los Angeles Lakers

1392200578_462750_1392200707_noticia_grandeQué más se puede decir de la temporada que están realizando Los Angeles Lakers. Lo acontecido anoche en el Staples Center es una piedra más en un camino que zigzaguea entre lo cómico y lo trágico.

Los Lakers cayeron un día más en su pabellón contra Utah Jazz por un contundente 79-96. Es la sexta derrota consecutiva de los angelinos en casa, la peor racha oro y púrpura desde 1993. La última victoria frente a su público fue el 3 de enero ante el mismo equipo contra el que cayeron esta madrugada. Además, Steve Nash no pudo acabar el partido, igual que le ocurrió contra Chicago Bulls. Un drama.

Esta mala imagen se une a la acontecida hace una semana en Cleveland. Robert Sacre tuvo que seguir en la cancha a pesar de haber cometido su sexta falta por no haber un suplente que pudiera salir por él (los Lakers viajaron con ocho jugadores y Nick Young se lesionó, Jordan Farmar reacayó de sus dolencias y Chris Kaman fue eliminado por faltas).

Además, los Lakers han hecho de su defensa un juego de niños. Los rivales encuentran rendijas en todas las paredes que pone Mike D’Antoni. Son el segundo equipo que más puntos recibe (105,6) y convierten en cada partido a un rival en estrella. Así, nombres como Klay Thompson, Anthony Davis, Amir Johnson, Brandon Kinght o Kelly Olynyk han logrado su mejor marca anotadora contra el equipo californiano.

Pero lo peor no es su debilidad en defensa o en ataque (decimoquintos en puntos por partido con 101,1 y vigésimos en porcentaje de tiro con un 44,3%), sino los síntomas de que están envueltos en un eterno caos.

Las lesiones son continuas. Steve Nash, Jordan Farmar, Steve Blake, Pau Gasol, Kobe Bryant, Jodie Meeks o Jordan Hill están o han estado lesionados. La enfermería angelina es una puerta giratoria y en ningún momento ha estado vacía. Siempre que un jugador se viste de corto, es más fácil que recaiga que complete cinco partidos seguidos. Los casos más claros son los de Steve Nash y Kobe Bryant.

El primero parece no superar sus continuas molestias y el ‘24’ reapareció a bombo y platillo en diciembre. Parecía la única esperanza para ordenar el barco, pero la fractura de la tibia de la pierna izquierda truncó esa posibilidad. Sus declaraciones apuntan a una vuelta (más tarde que pronto) pero es improbable que él sólo pueda volver a reflotar el barco, pues el Bryant renovado hasta 2016, ya no tiene el nivel del Bryant que ganó cinco anillos.

Además, vuelve a estar presente el constante rumor sobre el futuro de Pau Gasol. Al pívot, otro año más, se le enseña más la puerta de salida que la de entrada, a pesar de sus números. Este constante flujo de información hacia un sentido u otro (se queda, se va) no es bueno para una franquicia más necesitada que nunca de pesos pesados sobre la cancha.

También está el misterio Chris Kaman. El alemás es como el río Guadiana. Aparece y desaparece del quintento titular e incluso del banquillo con demasiada asiduidad. Para un equipo con déficit de jugadores de calidad, su ausencia durante parte de la temporada es un misterio que sólo D’Antoni sabrá explicar. Y para colmo de males, Manny Harris no renovado hace casi una semana, logró el pasado domingo 56 puntos en un partido de la D-League con Los Angeles D-Fenders.

Muchos males, suerte nula o escasa o simplemente estar derrotados. La situación en Los Ángeles se puede ver desde diferentes ángulos, pero lo que está claro es que la imagen de los Lakers durante este año es una ofensa para uno de los equipos más laureados e históricos de la NBA.

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