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Kobe, la leyenda que no cesa

1417416629_309102_1417416687_doscolumnas_normal Kobe Bryantterminó con un sólo discreto 11/24 en tirosdespués de un inicio inmaculado (4/4). Otra vez, como ante Denver y Minnesota (sólo en la última semana) falló una última posesión que habría dado el triunfo a su equipo. Además, erró algunos tiros libres decisivos (cosa rara) y estuvo a punto de ver cómo el kobesistema producía el enésimo colapso de la temporada en un partido que los Lakers tenían casi amarrado: 108-104 a falta de 90 segundos, 108-109 a falta de 44. Por último, se fue a 41 minutos: sólo en dos partidos de noviembre ha jugado menos de 34 y su media, 35,6, parece sencillamente insostenible para un jugador que nació el 23 de agosto de 1978, jugó su primer partido en la NBA el 3 de noviembre de 1996 y viene de atravesar un calvario casi insufrible con las lesiones en los últimos 19 meses.

Dicho esto, hay días en los que conviene guardar la lupa en un cajón y dejarse llevar por el magnetismo de uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos, uno al que hasta sus críticos echarán de menos cuando se haya ido. Y no queda mucho. Los Lakers pudieron perderen la prórroga ante los Raptors por esos pecados de Kobe y el kobesistema pero los Lakers ganaron en la prórroga a los Raptors (129-122) porque Kobe Bryant terminó el partido con 31 puntos, 11 rebotes y 12 asistencias (y sólo dos pérdidas, por cierto). Porque jugó un primer tiempo inteligente (pasando cuando le hacían marcajes dobles, anotando cuando le trataban de parar en uno contra uno). En ruta hacia un triple-doble que incluyó cinco puntos seguidos marca de la casa en la prórroga, sellando a James Johnson y Terrence Ross, que aseguraron el triunfo enlazados a un triple afortunado de ese extraño elemento llamado Wesley Johnson (120-110).

El primer triple-doble de Kobe desde el 2 de abril de 2013 tenía que llegar contra los Raptors, claro. El equipo al que hizo 81 puntos en aquel histórico y ya tan lejano 22 de enero de 2006. Ya son veinte los que acumula en su carrera, los mismos que Rondo en la segunda plaza entre jugadores en activo. Les fulmina LeBron: 37. Además, Kobe se convierte en el primer jugador que supera en Regular Season los 30.000 puntos y las 6.000 asistencias. Es, por cierto, el tercer escolta que más pases de canasta ha dado. Sólo tiene por delante a Reggie Theus (6.453) y Clyde Drexler (6.125). Y justo por detrás, a Michael Jordan (5.633). Su reacción tras el partido fue una de esas cosas de Kobe: “Parece que paso más de lo que la gente dice…”.

Nadie, por cierto, había firmado antes un partido de más de 30 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias con los 36 años y 99 días que cuenta Kobe Bryant. El caso es que los Lakers ganaron otro partido igualado después de un millón perdidos y se colocan en 4-13, las mismas victorias que Minnesota, New York y Boston y una más que Detroit (su próximo rival). A cero, ad eternum, sigue Philadelphia. Fue la segunda victoria en el Staples (2-8) para equipo que ha sumado sus cuatro triunfos ante rivales que jugaron los playoffs 2014. Un dato curioso que precede a otro aún más curioso: están 1-11 contra rivales del Oeste… y 3-0 contra los del Este. Eso no habla bien de ellos sino que habla muy mal de esa Conferencia Este raquítica que sigue liderada (13-4) por estos Raptors que notan la lesión de DeMar DeRozan, una estrella infravalorada a la que muchos empezarán a reivindicar ahora por lo visible de su ausencia. Esas cosas pasan.

Lowry terminó con 29 puntos, 6 rebotes y 9 asistencias pero no jugó un partido brillante (10/28 en tiros) contra el que pudo ser su equipo un par de veces en los últimos años. Y los Raptors, que fallaron muchos triples en el inicio y en el cierre (9/34 total) se dieron una costalada ganada a pulso ante un rival que jugó bien hasta el descanso (58-49) y que sobrevivió esta vez (por los pelos…) a sus males habituales: hundimiento en el tercer cuarto y/o mala gestión de los finales igualados. Ayudaron Nick Young (20 puntos eficientes: 5/8 en triples), Boozer (18+9) y las jugadas defensivas en la prórroga (y un 16+12, noveno doble-doble de la temporada) de Jordan Hill. Pero ayudó sobre todo Kobe Bryant, que jugó quizá su mejor partido en esta temporada fascinante para él en lo bueno y en lo malo. Una actuación que quizá nos haya recordado que hay ciertos jugadores a los que tal vez, al menos la mayoría de las veces, convenga sencillamente admirar. Porque detrás de ellos sólo quedará una estela inefable de grandeza.

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