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Indiana gana una batalla clave por el liderato

1395895057_672538_1395901932_noticia_grandeEl partido fue todo lo que se esperaba: crudo, físico, de densidad granítica. Los Pacers y los Heat no sienten ningún tipo de aprecio mutuo, no tienen problema en reconocerlo y además se jugaban tres cuartos del primer puesto final del Este, que quizá valga al menos un cuarto (seguramente más) del billete e la gran final. Ganó Indiana y el camino se le abre de par en par: 52-20 por el 48-22 de Miami, tres partidos de distancia cuando a los de Vogel les quedan apenas diez y a los de South Florida, doce. Todavía se encontrarán otra vez, el 11 de abril en Miami y a las puertas de los playoffs. Pero los Pacers ganan 2-1 el duelo individual y tienen cerrada la ventaja para el desempate en caso de 2-2 final: 35-9 contra equipos del Este por el 28-14 de Miami Heat.

El partido era un duelo a sangre entre dos archirivales condenados a encontrarse en la final de Conferencia pero era también un duelo entre dos equipos en problemas: los dos 7-7 en lo que va de mes, ahora 7-8 Miami (8 derrotas en los últimos 13 partidos). Dos caídas en picado desde el All Star Weekend que se cruzaron en una batalla febril que se resolvió como tantas entre estos equipos en las dos últimas temporadas: entre alambradas y sobre la bocina. Bosh falló el último tiro porque LeBron estaba cegado y la victoria se quedó en casa del, todavía y pese a sus notables problemas, mejor equipo en su pista: 33-4 (31-5 Clippers, 28-6 Miami). ¿Fuera? Indiana 19-16, Miami 20-16. Así de importante era este partido si se le añade que en las dos últimas temporadas, playoffs incluidos, Miami ha perdido en seis de sus siete visitas al Bankers Life Fieldhouse. Si se confirma su segunda plaza, que ahora mismo le dejaría entre el cuarto y el quinto del Oeste con ya 22 derrotas, Miami al menos puede agarrarse a un dato: en las últimas once temporadas, el equipo con mejor balance del Este sólo ha ganado la Conferencia… dos veces.

Spoelstra tendrá que agarrarse a eso y a LeBron, aunque otra vez Indiana consiguió sobrevivir al Rey de aquella manera que no va escrita en los números pero que puede ser determinante en los playoffs. James anotó 38 puntos, cogió 8 rebotes, repartió 5 asistencias y firmó un 11/19 en tiros de campo. Parece un partido inmaculado pero no lo es. Perdió seis balones y desapareció en el último cuarto: en los últimos nueve minutos y medio sumó 3 puntos… y 3 pérdidas llevando a su equipo a un agujero negro (4/13 y 7 pérdidas) en un último cuarto al que entraron en ventaja. Antes, LeBron estaba haciendo una de sus barbaridades habituales (31 de los 68 puntos de los Heat en los tres primeros cuartos después de anotar o asistir en los últimos 15 del equipo antes del descanso). Pero en la hora de la verdad se derrumbó, obligado a tirar fuera de sus zonas de máxima eficacia (más allá de cinco/seis metros casi siempre) por una defensa de Indiana que le acorraló y que llevó el último tiro, el decisivo, a un Chris Bosh que falló. Para colmo, LeBron cedió esta vez su presa sobre Paul George, que anotó 11 de sus 23 puntos sobre la defensa directa de un James contra el que sólo había anotado 11 puntos (3/12) en sus duelos anteriores. Otra de LeBron y sus problemas desde aquellos 61 puntos a Charlotte Bobcats. Desde entonces, 21 puntos totales y 5/17 en tiros en los últimos cinco minutos de partidos resueltos en ese tramo final.

La defensa de Indiana volvió a demostrar que, más allá de su sufrimiento de las últimas semanas, casa de maravilla con Miami. Dejó al campeón en el mínimo de tiros de cualquier equipo en toda la temporada, 61, después de concederle sólo 87 posesiones. Una vacuna contra el uptempo a campo abierto que desata a los Heat y un yugo que permite llevar el partido al terreno de Hibbert y sus kilométricas defensas verticales que sellan el aro: sólo 10 puntos de Miami en la zona en todo el segundo tiempo. El pívot pacer, además, pasó de los 9 que promedia por partido desde el All Star a 13… sólo en el primer cuarto. 17 en la primera parte y 21 totales. Los Heat siguen sin antídoto contra él, desde luego ahora mismo tampoco lo es Greg Oden, y se mantiene la ecuación: si Hibbert brilla, Indiana gana a Miami. En sus últimos diez partidos contra el enemigo de Florida, 20’6 puntos de media (casi dobla la de su carrera: 11’3) y 56% en tiros.

El partido, con todo, no se resolvió hasta el último cuarto e Indiana necesitó de todo su arsenal, incluidos los puntos de Turner y un triple de David West (su cuarto de la temporada para poner el 84-80 a 50 segundos del final), después de estar 63-70 abajo en el arranque del último cuarto. Pero así son los partidos entre estos equipos: asfixiantes, de digestión pesada y muchos golpes. Esta vez se fue expulsado por dos técnicas Lance Stephenson y recibió una falta flagrante LeBron por entrar con el codo por delante sobre la enésima defensa cerca del aro de Hibbert: brazos arriba, salto en vertical retando al rival estómago con estómago… Un anticipo de lo que será, salvo debacle de uno de los dos, una repetición tremenda de la última final del Este. Otro dato: en las dos últimas temporadas, Regular Season y Playoffs, 13 duelos entre ambos y 7-6 para los Pacers con una igualdad casi desquiciante: 91’4 puntos por partido y 45% de porcentaje por los 92’5 y 46% de los Heat. Una igualdad tan extrema que convierte al factor cancha en un eje determinante. Y, ahora mismo y después de otra agotadora escaramuza entre trincheras, los Pacers tienen ganada la mano. Queda el sprint final.

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