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El Madrid gana el Trofeo Bernabéu con Raúl de estrella

Quizás la presencia de Raúl haya terminado con ese extraño deseo de reinventar el Real Madrid. El ídolo del madridismo moderno devolvió al club su propia conciencia histórica por una noche. La afición, dividida estos días en extrañas guerras civiles, recordó aquellos tiempos en los que un jugador y el escudo se respetaban como una misma cosa. El eterno capitán fue aclamado en el Trofeo Santiago Bernabéu como el héroe legendario que es. Los de casa lo ganaron tras golear 5-0 al Al Sadd. [Así lo vivimos en MARCA.com]

La noche estuvo repleta de detalles capaces de emocionar a cualquiera. Iker Casillas, que debió aguantar una absurda alternancia de aplausos y abucheos según sectores del estadio, tuvo el detalle de entregar a Raúl el brazalete que distingue a un futbolista como un gran líder.

El Real Madrid lo tuvo y lo tiene. Ahora es Cristiano Ronaldo, que fue generoso al prestar su dorsal a quien lo honró durante tres lustros. Raúl le regaló la camiseta al descanso como reconocimiento al hombre que toma el testigo, el guía que debe conducir al equipo a una época generosa en títulos como la que él vivió.

Raúl convirtió el amistoso en un ejercicio de nostalgia. Volvió a vestir de blanco y volvió a subrayar su nombre con los pulgares después de marcar un gol. Fue el que dio ventaja al Real Madrid en la primera parte. Una cita ineludible con la que asomaron algunas lágrimas entre la algarabía de una grada repleta y entregadísima.

De la tertulia entre aficionados y su manera de repartir cariños durante el partido se notó cierta expectación por los movimientos del club en el mercado. Con Bale casi metido en un taxi camino del Paseo de la Castellana, puede que Di María jugase sus últimos minutos en el Real Madrid. También hubo juicio a Kaká, cada vez más lejos de las exigencias del público.

El ídolo Raúl volvió a defender los colores de su equipo actual en el segundo tiempo. El Al Sadd recuperó mordiende contagiado por el carácter que define la cultura del ‘raulismo’. Fue insuficiente para mosquear al Madrid, que interpretó su propio festival goleador con la participación estelar de Isco, Benzema -de penalti- y un doblete reivindicativo de Jesé.

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