El liderazgo tranquilo de Guehi

De las botas del capitán Mohsine Moutaouali partían las principales jugadas de un Raja Casablanca que, aunque no llegase a entusiasmar a sus hinchas en el estadio de Agadir, al menos estaba creando las mejores ocasiones en el partido inaugural de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2013, contra el Auckland City. Aun así, hizo falta algo más que la calidad del centrocampista después de que los neozelandeses empatasen, a raíz de un fallo en el despeje de la zaga marroquí. La situación requería calma. Y ahí entró en acción el marfileño Kouko Guehi.

“Por ser uno de los más experimentados, y uno de los organizadores del juego, ése es también mi papel: intentar motivar a mi equipo, ser un líder”, explicó un orgulloso Guehi. “Y es lo que he hecho en este partido, porque no podíamos bajar la cabeza después de recibir un gol tan tonto. Entonces les dije a todos que se calmasen, porque sabía que íbamos a marcar. Y no nos desesperamos. Seguimos practicando nuestro juego, creando jugadas, haciendo que circulase el balón”.

A partir del minuto 20 del segundo tiempo, Guehi asumió ese triple cometido, y no sólo usando las palabras, sino también subiendo para recuperar el balón en ataque y organizando las jugadas que desarrollarían luego Moutaouali y los laterales. Y, por supuesto, sin agobiarse. “Para ser un centrocampista defensivo hay que tener calma e intentar encontrar espacios. No servían de nada los pelotazos en largo, porque los rivales eran fuertes, y nuestros atacantes pequeños. Necesitábamos pases cortos, jugada a jugada, y el gol llegó exactamente así. Ése es el juego del Raja, y ése es mi papel”.

Un luchador
La confianza de Guehi al analizar su desempeño contra el Auckland deja claro que es consciente de su importancia para el Raja. Y las cifras que exhibe desde su llegada confirman también que en el club todos están satisfechos con su trabajo. El dorsal número 28 apenas ha sido sustituido o se ha perdido encuentros decisivos, y fue una pieza fundamental en las conquistas de las ligas nacionales de 2011 y 2013 y la Copa de Marruecos de 2012.

“Hace cuatro años y medio que juego los 90 minutos de casi todos los partidos. No es fácil pasar tanto tiempo jugando partidos duros, y que las piernas resistan ese ritmo. Hace falta energía”, destaca. “Por eso puedo decir que estoy satisfecho con lo que hago, con mi carrera. Es una trayectoria bonita. Claro que no estoy en Europa, no es el mejor nivel del mundo, pero siempre hago lo máximo para seguir progresando. Ya he sido convocado por la selección marfileña, y sueño con volver”.

Aunque esa experiencia se produjese hace diez años, en la categoría sub-17, Guehi se niega a rendirse, y el apoyo de compañeros más famosos como Yaya Touré —que ha acabado convirtiéndose en una especie de amigo y rival en un nivel mucho más alto— y Emmanuel Eboué, ambos de la misma generación, hacen que aguarde ese regreso tardío.

“Siempre que vuelven a Abiyán [Touré y Eboué] pasamos momentos juntos. Tenemos amigos en común y en la selección, como Max Gradel. Siempre hablamos, y ellos me dicen que siga esforzándome”, cuenta, con una amplia sonrisa. “Estuvieron en Casablanca en el partido contra Senegal, en las eliminatorias, y pude hablar bastante con [Sabri] Lamouchi [el seleccionador]. Así que estoy tranquilo, todavía creo que mi hora va a llegar”.

Por lo tanto, para Guehi no habrá nada mejor que llegar lejos con el Raja en el Mundial de Clubes. El propio Eboué, según cuenta, “me llamó para decir que estaría viendo mis partidos”, y el próximo compromiso, contra el Monterrey en cuartos de final, puede ser otro paso importante en su carrera. “Lo ideal para mí es jugar partidos importantes como estos, solamente así creceré”, afirma.

“Es evidente que una victoria en el Mundial nos da moral, pero sabemos que el Monterrey será un desafío mucho mayor que el Auckland. Debemos estar concentrados y tranquilos para hacer algo digno aquí”. Sin agobiarse, repite. Ése parece ser el lema de Guehi y del Raja en el torneo.