Brasil y Uruguay semifinales de la Copa Confederaciones
Once días después de que se diese inicio la Copa Confederaciones, Brasil y Uruguay se plantan a un partido de la final de Maracaná. No hay vuelta atrás. El favoritismo de los locales les viene de maravilla a los uruguayos, hambrientos por seguir siendo los “aguafiestas brasileños”, tal y como expresó el seleccionador Tabárez tras golear a Tahití.
Neymar (tres goles) sabe que todos los focos están dirigidos a su figura y a su repertorio de imaginación. De su ingenio depende mucho que Brasil regrese el domingo a Río de Janeiro para hacer soñar a la torcida, aunque sin el colectivo al completo, poco culé. De ahí que Scolari quisiera quitar presión a la joven estrella y focalizase su discurso en un triunfo de grupo. Ordenará Felipao a sus hombres salir muy arriba, tratando de ahogar a los uruguayos, capaces de combinar a la perfección un fútbol alegre y práctico, además de sumarle esa fórmula aprendida desde chiquitos de rascar con dureza como si en vez de dar patadas repartiesen abrazos sobre el terreno de juego.
La terna. Los tres atacantes uruguayos dan muchísimo respeto. Forlán, que en su exitosa carrera por Europa (United, Villarreal, Atlético e Inter) dio su mejor versión, es el guía perfecto que pueden tener Cavani y Luis Suárez. El trío se mueve con soltura, son hábiles, tienen carácter y disponen de algo que se paga mucho en este mundillo: gol. Suárez lleva tres tantos en las tres veces que buscó la portería rival, pudiéndose considerar un éxito. Los tres querrán seguir siendo granito ante Brasil, donde en la final del Mundial de 1950 los charrúas destrozaron el corazón de los brasileños: fue el Maracanazo que hoy tratarán de repetir en Belo Horizonte.
Piden que se cancele el partido
La Comisión para Prevención de Violencia en Manifestaciones Populares recomendó a Antonio Anastasia, gobernador de Minas Geráis, que cancele el partido de hoy entre Brasil y Uruguay en Belo Horizonte, porque se espera una gigantesca manifestación con fuertes enfrentamientos entre la población y la Policía. Según el sitio Lancenet, se estima que 100.000 personas tomen parte de la protesta, por lo que las fuerzas de seguridad no podrán estar pendiente de todo lo que suceda.
