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Bartomeu, nuevo presidente del Barcelona hasta 2016

Badalona-23-01-14-El-president_54400445929_54115221154_600_396Sandro Rosell se marcha del palco el Barcelona, pero las preguntas permanecen sin respuesta. El presidente del Barça presentó su renuncia al cargo en un comparecencia sin preguntas y, lo que es peor, sin respuestas en la que delegó su cargo en el vicepresidente primero de la entidad, Josep Maria Bartomeu, quien está pendiente de ser imputado en la ampliación de querella que tiene prevista Jordi Cases.

Sandro Rosell soportó durante toda la tarde de ayer la presión de una junta directiva que le quiso hacer cambiar de opinión y forzarle para que no renunciara al cargo o que, por lo menos, no lo hiciera de manera definitiva si no que como mal menor se apartara de la presidencia hasta que se aclarase su situación judicial. No hubo manera de convencerle.

Primero lo intentaron sus colaboradores más íntimos, el vicepresidente deportivo Bartomeu; el económico, Faus; el director general Rossich; el portavoz Freixa y el flamante director de comunicación Montagut con los que se reunió y comió en su domicilio. Posteriormente, lo intentó el resto de la junta, que fue convocada de urgencia a las seis de la tarde en el Camp Nou. Los que estuvieron presentes dicen que lo intentaron de todas formas, pero que se encontraron ante el muro emocional de un presidente devastado. No había rastro alguno del presidente que el lunes desafiaba a la Audiencia y al juez Pablo Ruz pidiendo que le llamaran a declarar para aclararlo todo. Ese Rosell ya no existía.

El presidente del Barça se había quedado en un hombre superado por los acontecimientos que esgrimía las “amenazas a mi familia y a mi persona” como elemento clave de su decisión. Aguantó la compostura en uno de los momentos más complicados, especialmente cuando tuvo que dar el relevo a su amigo Bartomeu.

Sandro recordó que fue el presidente más votado de la historia del club (64,1 % de los votos) que se contabilizaron en los comicios de 2010. Rosell recordó los éxitos deportivos y también los “obstáculos extradeportivos, políticos que soportarmos”.

Recordó Rosell que su proyecto empezó cuando como vicepresidente deportivo fichó a Ronaldinho y lo vinculó a los éxitos de Messi “además de crear la ilusión económica de ampliar el patrimonio con un Camp Nou nuevo”.

Pero ante esta situación se ha alzado “una demanda temeraria e injusta sobre el fichaje de Neymar”, sobre el que el presidente reiteró que “es correcto y que sólo es cuestionado por la desesperación y la envidia de nuestros adversarios”.

Por esos motivos, y como en su opinión “esta directiva es un equipo y el proyecto del equipo no puede salir perjudicado, tengo que decir que mi etapa se ha acabado al frente del Barcelona. He presentado la dmisión irrevocable a la junta y el vicepresidente Bartomeu se va a hacer cargo de la presidencia hasta el año 2016 por unanimidad. Ha sido un honor servir al club y a la institución, le deseo lo mejor a mi sucesor y doy gracias a mi familia”.

Bartomeu entrará siendo un presidente en cuestión porque está pendiente de que le reafirme la asamblea de compromisarios la próxima temporada, pero ese es el menor de sus problemas. El gran problema de Bartomeu estriba en Jordi Cases, el mismo socio farmacéutico de Olesa de Montserrat que con su empecinamiento ha tumbado al presidente más votado de la historia del club. Cases y su abogado, Felipe Izquierdo, están pendientes de que el juez Ruz deniegue una hipotética inhibición de su juzgado que comportaría el traslado del expediente de Madrid a Barcelona para ampliar la querella a Bartomeu y Faus, dos de los directivos que junto a Rosell firman los contratos de Neymar. Si Bartomeu quedara imputado, su presidencia quedaría tan tocada como la de Rosell y el club, tal y como se empieza a vislumbrar, se vería abocado a unas elecciones a final de temporada.

A todo eso, se suman las nuevas revelaciones respecto a la implicación de Rosell en el caso Neymar que llegan desde Brasil y que le podrían suponer serias consecuencias penales. Todo ello se supone que se paró con la dimisión de Rosell, pero da la sensación que esa renuncia es un pequeño dique ante el tsunami que se avecina. Siguen faltando respuestas para tantas preguntas.

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