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Allen derriba la defensa de los Nets y da la victoria a los Heat

1399604202_288457_1399604407_noticia_grandeEl American Airlines Arena volvió a demostrar una cosa esta madrugada en la victoria de los Miami Heatfrente a los Brooklyn Nets (94-82)Ray Allen es una máquina perfecta. Engrasada durante años de carreras de una punta a otra del ataque para buscar su espacio en el perímetro, el veterano jugador ha perfeccionado una habilidad mágica para aparecer en los momentos más oportunos, cargar el fusil y disparar sin contemplaciones.

Lo hizo en el sexto partido de las Finales del año pasado ante San Antonio,dando medio anillo a los Heat, y ante los Nets, aunque en unas circunstancias menos dramática que aquel día, volvió a recordar porque es el máximo triplista de la NBA. Ningún punto en la primera parte, 13 decisivos tantos con tres triples fundamentales en la segunda, remontaron (del 55-57 al 64-61, ocho puntos fueron suyos) y sentenciaron (79-77 al 85-77, un triple y otro de Chalmers) para los deSpoelstra. “Energía”, lo definió él. “El corazón del campeón”, los comentaristas de la ESPN. Simplemente Allen, diríamos el resto.

Porque el encuentro no fue fácil para los campeones ya que estuvo muy igualado durante 41 minutos por la grandísima defensa impuesta por Jason Kidd y ejecutada a la perfección por sus pupilos. Desde el principio, Heat y Nets fueron conscientes de que los puntos no iban a ser un regalo. Sólo un punto en los primeros trece lanzamientos entre los dos. Y todo continuó así, a trompicones, hasta que entró Teletovic.

El bosnio (que tuvo sus “momentos” de nuevo con LeBron) quiso ser Allen por un rato y su muñeca le animaba a ello. Triple tras triple, el exbaskonista llegó al final de los 48 minutos conseis triples de nueve intentos para 20 puntos en total, su récord en unos playoffs. Máximo anotador de los Nets…y el año pasado se reían de sus lanzamientos. Las diferentes reacciones heat eran maniatadas al instantes por él y porque así lo quiso Kidd.

El técnico de los Nets planteó lo siguiente: no va a existir el juego interior. Ninguno de los dos tenemos hombres por dentro para hacer daño, entonces ¿cuál es la clave? El perímetro y las transiciones rápidas y milimétricas que tanto gustan en Miami. Soluciones: primero, no perder balones, y si lo hacemos, bajar como alma que lleva el diablo. Segunda, el rebote es y debe ser nuestro. Miami es una calamidad, último en ese aspecto en la Liga, si lo controlamos, tendremos en las segundas opciones un punto a nuestro favor. Tercero, no dejar respirar a sus lanzadores. Presión y cambios constantes en su circulación de balón.

La idea era buena y funcionó durante casi todo el encuentro. Los Nets perdieron 14 balones (cinco en el primer cuarto), pero corrían bien hacia atrás; ganaron el rebote (43-36); y LeBronno cogió buenas posiciones de tiro ni corrió como le gusta a pesar de sus 20 puntos y el resto sudaban para lograr anotar. Tres de tres. Pero el modo campeón de Miami, enchufado desde el duelo inicial contra los Bobcats, ya no se puede apagar y en cinco minutos aciagos para los Nets (del 7 al 2 del último cuarto), se pasó del 79-77 al 89-79.

Visto y no visto. Dos triples (Allen y Chalmers), una canasta de Bosh y una posesión de 1:40 con rebotes ofensivos de Allen, Wadey Bosh con canasta final de LeBron en una postura imposible, dieron al traste con toda la estrategia, con todo el ímpetu y el espíritu de unos Nets que vieron como ni Deron Williams, que se quedó sin anotar por primera vez en un partido desde su año de rookie, ni Garnett estaban para ayudar. Sólo Pierce, con 14 puntos y defensa magistral sobre LeBron, y Livingston (15), ayudaron a Teletovic a dar replica a unos rivales que sitúan 2-0 una serie que ahora se traslada a Brookyn.

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